Más de un centenar de obras de Eduardo Arroyo se muestran hasta octubre en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca en el marco de una muestra, «Retratos y retratos», centrada en dos aspectos fundamentales de la prolífica carrera del pintor, nunca hasta ahora: sus retratos y sus fotografías.
Arroyo fue desde sus inicios un pintor de retratos y autorretratos interesado tanto por personajes ficticios como por los históricos y muy reales.
En Cuenca nos esperan 33 pinturas y dibujos y ocho esculturas pertenecientes a distintas colecciones públicas y privadas españolas e internacionales que conforman una galería de retratos de personajes de la historia nacional e internacional: figuras históricas como Isabel la Católica; figuras de la vida pública, que van desde Napoleón a la Reina de Inglaterra pasando por Carmen Amaya; escritores como Franz Villiers; boxeadores como Marcel Cerdan; poetas como Hölderlin; pintores como Soutine, Van Gogh, Rembrandt o Richard Lindner o santos mártires como San Sebastián… y también el propio pintor.
La selección incluye obras comprendidas entre finales de los años 50, fecha de su marcha a París, y 2012, con algunas esculturas y tres autorretratos muy recientes que parece haber firmado desfigurándolos —los rostros tienen huellas de las sustancias líquidas que el pintor ha arrojado a cada rostro al acabarlo— cum ira et studio, con humor y seriedad.
La fotografía le ha interesado siempre a Arroyo, sobre todo a partir de los años 70, y le atraía no tanto como práctica artística sino en su papel de soporte de la memoria familiar y social; por su poder narrativo.
Las 70 fotografías, en su mayoría inéditas y todas pertenecientes a la colección del autor, que completan esta exposición, testimonian su trabajo en este ámbito.
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Eduardo Arroyo: Pintar la literatura. Palma de Mallorca, 24/02/2011